Mini nunca ha jugado con ningún perro, por lo que (como es normal) nos da un poco de miedo juntarla con perros y más si son grandes y fuertes. Esta mañana hemos juntado a Buddy, un beagle de un añito que también forma parte de la familia, con Mini, siempre a través del cristal del jardín. La verdad es que se buscaban, Mini se ha encorvado un par de veces pero luego no se despegaba del cristal y ha lanzado algún tímido miau. Lo más importante es que no la hemos notado estresada si no curiosa. Hemos estado a su lado para darle confianza y hacerle ver que es un perro del que nos fiamos. Por su parte, Buddy movía la cola a toda velocidad y se agachaba para estar a la altura de Mini, demostrando unas ganas locas de jugar.
A decir verdad ha sido una experiencia muy positiva porque hemos notado que aunque Mini al principio se ha mostrado un tanto desconfiada ha sido ella misma la que buscaba a Buddy cada vez que este se marchaba del cristal y finalmente han acabado juntando sus caritas e intentando olerse. ¡Una mañana súper tierna!
Os aconsejamos que antes de juntar a dos animales que no se conocen y que tienen tamaños tan dispersos probéis a ver cómo reaccionan para que ninguno de los dos pueda salir herido.