¡Hola cat lovers! O quizás debería decir animal lovers, y es que en el post de hoy no solo os hablo de gatos sino que también incluyo a los perritos. Y es que aunque mucho de vosotros no lo sepáis yo antes era muy de perros, sí, sí, tuve una perra pastor alemán nada más y nada menos que 12 años, desde mis 6 hasta mis 18 años, ¡imaginad! La cuestión es que aunque a día de hoy no tenemos perro (ojalá, pero eso nos falta…), los adoro al mismo nivel que a los gatos. Y claro, muchos de los que me seguís estáis conviviendo con perros y gaots, por eso se me ha ocurrido lanzar este post en el que os hablaré de cómo organizar los boles de comida cuando tienes perros y gatos, y de paso me contáis vuestros truquitos y vuestra experiencia, ¿os parece? ¡Allá vamos!

La principal diferencia es que cada animalito tendrá su propia comida y claro, cada una está pensada para sus necesidades específicas, médicas, emocionales, nutricionales o de otra índole. Pero, ¿por qué el perro no debe comerse la comida del gato y viceversa?  Es evidente que perros y gatos son animales con organismos distintos que necesitan alimentarse con unas sustancias determinadas: el gato necesita taurina, vitamina A, ácido araquidónico… y los perros necesitan más proteínas que los gatos, entre otras diferencias, que están presente en el pienso para perros.

Es importante separar los boles sobre todo si tu perro tiene que seguir alguna dieta en especial/come algún tipo de pienso especial, como por ejemplo, la comida personalizada para perros Happets, según su raza, edad, peso, sus problemas digestivos, sin cereales, etc. cuando conviven dos animales hay que encargarse de que cada uno coma de su bol y si no, ¡tomamos otras medidas!

Nuestro objetivo será que cada animal se coma su propia comida pero ¿cómo lo haremos? Con ciertos trucos que a continuación os contaremos y que es importante que se apliquen desde la llegada del nuevo inquilino al hogar.

  • Diseños diferentes: que la forma y el color de su bol sea diferentes es importante para que a golpe de vista los diferencien. Sí, sí, esto a mí con Mini y Grey me ha funcionado desde el primer momento. Se los mostramos y a cada uno lo colocamos donde corresponda.
  • Un lugar para cada animal. Para la foto de Instagram queda muy mono mostrarlos a los dos comiendo juntitos como buenos hermanos, pero lo ideal es que en el día a día el perro y el gato tengan lugares distintos en los que comer.
  • Intentar educar al perro. Lo más fácil es siempre enseñarle al perro (sabemos que los gatos son almas libres), y con palabras cortas como “no” cuando se acerque al comedero del gato suele funcionar. Sin embargo, hay perros que adoran picotear, aquí habrá que tomar otras medidas.
  • Los horarios. He aquí el quid de la cuestión. Normalmente los gatos suelen autorregularse, por lo que es recomendable que siempre tengan algo de comida a su alcance, para ir decidiendo cuándo alimentarse, mientras que los perros son glotones por naturaleza y tienden a comer de una sentada, por lo que es habitual que se les ofrezca la comida dos veces al día. Aunque si se les educa desde pequeños sabrán gestionar su comida con el plato siempre lleno.

Lo más difícil será que el perro no se coma la comida del gato, porque el sentido del gusto del can está menos desarrollado. Sin embargo, comerse la comida del gato le puede llevar problemas de sobrepeso, vómitos, diarreas, daños hepáticos o renales. Asimismo, si el perro que suele obedecer más por regla general no aguanta la idea de no comerse la comida del gatito, otra opción es pasar a alimentarlos a ambos siguiendo horarios.

Si incluso a la hora de comer el perro es tan veloz que luego corre a por la comida del gato y no le deja su tiempo para disfrutar del alimento, podemos optar por barreras para bebés, de modo que los separemos a las horas de las comidas.

Un claro ejemplo de cuando toca optar por este método es en el caso en el que conviven varios gatos en casa con necesidades nutricionales diferentes (una embarazada, un gato adulto castrado y un gatito bebé), que como sabéis cuesta más que respeten estas cuestiones. Aquí no nos la podemos jugar, pues lo mismo con un perro y un gato, porque es por su bienestar y su salud.

Ahora me interesaría saber cómo lo hacéis los que tenéis perro y gato en casa. Yo reconozco que al principio claro, Grey era un bebé y Mini ya tenía 8 años, por lo que el pienso que tomaban era muy diferentes, así que el de Mini lo ponía en alto, ella subía a una mesita y comía con una reina sabiendo que el pequeño glotón recién llegado (tenía desespero por comer, ahora menos) no se la robaría. Llegó un día en que llegó, y aquí opté por lo que os comentaba, boles muy distintos, zonas diferenciadas… Aún así a veces se quitan la comida, no os voy a mentir, pero ahora mismo son dos gatos castrados, aunque mini es senior, las diferencias ya no son tan importantes.

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