Las personas estamos identificadas por la huella dactilar de nuestro dedo índice, ya que se dice que no hay dibujos iguales. Pero, ¿qué diferencia a nuestro gato de otro? Su nariz es lo que los hace únicos, y es que cada uno tiene una trufita diferente e irrepetible, con sus particulares rugosidades, un dibujo y unas hendiduras inigualables. Esto distingue a un gato de otro como si de una huella dactilar humana se tratara. Lo mismo ocurre con nuestros amigos los perros. Así pues, tanto perros como gatos pueden ser identificados por sus huellas nasales, con un diseño personalizado.
La nariz de los gatos (y de los perros) es muy especial y es que además de ofrecerles un olfato excepcional es su sello de identidad. La trufa puede cambiar de forma o color según la raza y el animal, pero siempre es rugosa y son esas irregularidades las que identifican a nuestras mascotas. Lo que cambia es la forma de sus pequeños orificios, el relieve de su esponja nasal y las líneas que podemos observar en sus trufas (sabemos que ahora te vas a acercar a contemplar la nariz de tu mascota al detalle).
En algunos países como Canadá se usa un método para identificar a las mascotas con su huella de la nariz desde 1938 y por ejemplo en Estados Unidos se imprime esta parte del cuerpo para encontrar animales perdidos. De hecho, hay compañías especialistas en identificar a las personas con sus huellas digitales que han creado un sistema para registrar a las mascotas gracias a sus particulares narices, que sirve como indicador de alergias o enfermedades.
No obstante, a pesar de esta peculiaridad de los gatos y los perros, les identificamos mediante un microchip que cuenta con un código para reconocer a tu amigo peludo, obligatorio en el caso de los perros y opcional en los gatos (no viajeros). Nosotros os recomendamos que los identifiquéis, puesto que como dice nuestro veterinario: «Un gato sin chip es un gato sin dueño». Ahora bien, es verdad que los gatos domésticos que no salen a la calle tienen menos riesgo de perderse que los que salen y entran o los que salen ocasionalmente al jardín. No les ensuciaremos sus narices para dejar su sello en un papel, pero sí que os aconsejamos identificarlos con chip.
Además de todo lo que hemos descubierto hoy sobre la huella digital de nuestra mascota, en el caso de los mininos, también es muy curioso el hecho de que no pueden ver algo que esté pegado a su nariz, ya que tienen un punto ciego en ese lugar. Ya sabes, cuando mires a tu peludo, piensa que estás contemplando una nariz única en el mundo entero, para ti la más bonita.