Para entonces, Mercedes ya estaba enamorada de los gatos, por lo que lo pasó realmente mal y deseó con todas sus fuerzas poder cuidar a otro minino, dándole todo el amor que no pudo darle al pequeño bebé. Pasados unos meses, se enteró a través de una amiga de que había una camada de gatitos cerca del pueblo, por lo que fueron rápidamente en busca de su pequeña India, que ya tenía unos tres meses. Al principio la gata no confiaba en ellos, por lo que se tuvieron que ganar su cariño y confianza poco a poco.
Al cabo de unos días la gata se puso enferma, según el veterinario podía deberse a que uno de sus hermanitos le había mordido, por lo que la pata se le hinchó. Ella se dio cuenta de lo mucho que la cuidaron en ese momento, por lo que empezó a cambiar su actitud hacia sus humanos, de manera que desde entonces ha sido una gata súper buena y una gran compañera para el perro de la familia. A decir verdad confió en el perro antes que en sus dueños y se llevan fenomenal, de hecho India adora correr hacia la cama del perro para quitarle sus juguetes. Como buena gata adora tomar el sol en la terraza y exige que su comedero esté bien lleno siempre. Duerme en su camita y le encanta corretear por la noche por toda la casa como una loca, jugando a esconderse. Además adora observar a sus dueños desde lejos sin que éstos se den cuenta. Ahora mismo India tiene tres años y es así de bonita.
¿Y tú quieres que tu gato sea el próximo ronroneador invitado? Esperamos tu historia.